Por suerte,
existes.
Y por suerte, también,
no solo existes,
sino que te colocas aquí,
justo al lado de todo lo que está lejos
para estar cerca.
Y por suerte, aún más,
no solo existes
y te colocas aquí,
sino que es en ese exacto lugar
en el que me haces creer
que merezco habitarlo,
conocer los rincones que lo atajan
y saber mirarte también
cuando cierro los ojos.
Como un sueño.
Como el sueño que aparece
en el momento preciso
en el lugar que tú ocupas.
El ruido de las llaves, de Philippe Claudel
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Durante unos años, más o menos en la treintena, Philippe Claudel fue
profesor en una prisión preventiva. Allí impartió talleres a los reclusos.
Todo e...
Hace 10 horas