lunes, 4 de febrero de 2013

Madrid sin nosotras no es Madrid.

(Esta vez, esta poesía vuela por las ondas. Para los curiosos: http://abrelasorejas.com/la-poesia-de-elvira-sastre/ Ojalá os guste.)


He vuelto a casa
y me he dado cuenta
de que Madrid no merece su nombre
desde que tú no estás,
pero bueno,
tú ya sabes que es más fácil hablar de ausencias
que sufrirlas.

Está todo como lo dejaste
-menos tú-,
aunque el cielo de este infierno
sea demasiado blanco desde que no lo sobrevuelas,
y las noches anden medio perdidas
porque no sé cómo explicarles
que ahora toca echarte de menos,
y mis manos se pregunten
por qué te he cambiado por los poemas
-ellas siempre te prefirieron a ti-.

El invierno ha venido sin bufanda
a mi calle
y no puedo negar
que el frío sin ti es solo un parte meteorológico, 
que si no las miras tú
las hojas de los árboles en vez de bailar
se marchitan, 
que las semanas ahora
solo son un cúmulo de planes vacíos
en vez de viajes alrededor de ti.

Madrid sin nosotras
no es Madrid,
amor,
sólo es un burdo intento
de parecerse a cualquier cosa
sin conseguirlo.
Como cantar en voz baja
o besar con los ojos abiertos.

domingo, 3 de febrero de 2013

Stendhal.


Quererte fue como apostar
al riesgo más alto
con todos los ases sobre la mesa
y las mangas vacías,
cruzar la carretera
con el semáforo en rojo
y los ojos cerrados,
escribir poemas
que nunca saldrán a la luz.

Fuiste un día de invierno
sin abrigo,
una alarma
que no volvió a sonar
después de apagarla por primera vez,
todas las quemaduras
que vienen después del fuego,
el único accidente
de una autopista vacía.

Pero quererte fue también
encontrar los puntos a todas las frases,
mirar directamente al sol
y conseguir no apartar la mirada,
encontrar unos ojos
que en vez de mirar en la misma dirección que yo
me miraran a mí.

Pero fuiste también
todas las canciones
que aún no había escuchado,
todas las estrellas fugaces
cazadas a primera vista,
la música
del primer baile de fin de curso,
una noche que se volvió
una vida llena de respuestas.


Fuiste como enamorarse
directamente de Stendhal
y olvidar el síndrome.